De público conocimiento es la situación del ex-vicepresidente de Antel, Gonzalo Perera. Actualmente se encuentra procesado por una simulación de un intento de asesinato, y más allá de los alegatos de que no lo hizo para sacar ningún beneficio, o que esto se trata de un 'drama humano', creo que se ha minimizado la situación hasta un punto absurdo.
Por un lado es esperable que desde el gobierno se trate de quitar trascendencia a lo sucedido, ya que ningún gobierno quiere que una figura relevante sea asociado con algo tan grave como una simulación de un delito. Más aún, es claro de que más allá de que la pericia psiquiátrica haya dicho de que Perera era conciente de lo que hacía, esta persona no se encuentra en un estado mental que se pueda definir como 'saludable'.
Como se ha señalado por muchos periodistas, algo intolerable de esta situación es que, si cualquiera de nosotros estuviese deprimido, sería inaceptable que se nos diera por simular un delito.
Sin embargo, desde mi punto de vista, lo peor de todo esto radica en un pequeño detalle del que se hizo mucho eco mientras no se descubría la farsa: Perera declaró que quienes lo trataron de asesinar le gritaron "comunista puto, no te metas en lo que no debés". Esta frase claramente asocia a Perera con una ideología ('comunista' como adjetivo despectivo para alguien simpatizante con el Partido Socialista y el Frente Amplio), mientras que necesariamente lleva a sus ficticios atacantes a una ideología contraria (presumiblemente la 'derecha'), y revive divisiones ideológicas y las asocia con hechos violentos que por suerte ya no ocurren en este país desde hace un tiempo. Más aún, Perera fue declarado como 'cuerdo', y eso hace mucho peor la intencionalidad que le quiso dar a su 'intento de asesinato'.
Pero Perera no está solo, el Partido Socialista, SUTEL (gremio asociado al PIT-CNT) e incluso Presidencia de la República hicieron comparaciones y asociaciones que son jodidas (mayoritariamente SUTEL y el PS), y que -a la luz de como resultó todo- resultan completamente fuera de lugar. Quizás se pueda alegar que SUTEL y el PS fueron engañados también por el asunto, pero una cosa es clara: tanto Perera con sus falsas declaraciones, como todos quienes reaccionaron en función de las mismas actuaron de mala manera, causando que, al menos por un día, en este país sobrevolara el fantasma de la dictadura una vez más.
Una cosa es simular un intento de asesinato por parte de una mafia o vaya a saber quién. Otra es querer hacernos creer que la impunidad con la que actuaron ciertos grupos sigue vigente. Con eso no se juega.
Fuente: El País 09 de julio de 2009
Un pequeño espacio de opinión -y no necesariamente de oposición- sobre la realidad del Uruguay y el mundo.
martes, julio 28, 2009
viernes, julio 24, 2009
El balance
Relacionado con el post anterior, voy a revivir un post que tengo como borrador hace un tiempo, y comentar las mejores y peores políticas que ha adoptado este gobierno.
Para comenzar, el resumen de lo que dio la encuesta de Equipos-Mori: Aparentemente, la política pública con mayor aceptación sería el plan Ceibal, seguido por el FONASA y la Ley Antitabaco, mientras que el Plan de Emergencia (buque insignia del gobierno antes de su llegada) es la política más rechazada.
Más allá de que a grandes rasgos comparto la encuesta, voy a publicar el ranking propio que tengo hecho desde hace un tiempo.
Las políticas positivas:
Plan Ceibal: Una idea revolucionaria con un país que se anima a ser el conejillo de indias para dejar atrás la brecha digital que separa a ricos y pobres, y a Uruguay del primer mundo. Posiblemente sea la política con el mejor impacto a largo plazo.
Prohibición de fumar en espacios públicos (y demás medidas anti-tabaco): Otro batacazo. Con mucho coraje (porque la opinión pública en contra no faltó, particularmente desde la oposición donde se tildó de fascista a la medida) se implementaron medidas que no solo rescatan los derechos de los no fumadores, sino que seguramente repercutan también a largo plazo en la salud de todos.
El Hospital de Ojos: No por ser una novedad, sino porque el estado se puso con mucha plata para financiar estas operaciones que realmente significan un cambio en la calidad de vida.
No intentar la re-elección: En tiempos donde en América Latina abundan los ejemplos de presidentes que se perpetúan en el poder y que abusan de todo lo que esté a su alcance para ignorar o modificar la Constitución, nuestro Presidente merece una mención especial. Sabiendo que seguramente tuviera los votos, y a pesar de que hubieron varios movimientos a su favor, no quiso la re-elección. Pudo haber estado al nivel de Pacheco y sin embargo, a mis ojos, llegó al de estadista. Lo único objetable es que si realmente no hubiera querido nada, podía haber pedido que no usaran su imagen en la campaña (que de hecho está prohibido por la Constitución).
Negativo:
Plan de "Emergencia": Al igual que en la encuesta, está me parece la peor política implementada por el gobierno. Se basó en promesas electorales que no podían dejar de cumplirse y significó el abandono del trabajo para muchos y un masivo aumento en las ventas de celulares (quien no quiera creer, que pida las cifras o que pase por el shopping de Punta Carretas para ver a una señora pidiendo limosna y hablando por celular al mismo tiempo).
Ley de Humanización Carcelaria: Como casi todas las políticas de seguridad que se tomaron, resultaron en un fracaso absoluto, con números record de reincidencia y una sensación ('térmica' le dicen) de inseguridad generalizada.
Reforma de la salud (FONASA): No por la intención, que es excelente, sino por su implementación que ha tenido consecuencias nefastas, con rebajas de salarios de hecho para muchos trabajadores, ahorros para el estado (que liberó toda la carga sobre Salúd Pública) y costos para todos los demás: usuarios y los mismos servicios médicos. Ojalá me equivoque.
El Hospital de Ojos (si, acá también): Traer médicos Cubanos y mantenerlos en régimen de "prisión domiciliaria" para trabajar en una 'Operación Milagro' es, si no nos importan los Derechos Humanos, una gran idea.
Telesur: Significó agacharse un poquito para estar en el lado bueno del presidente con más plata para despilfarrar del continente, y terminó por ser un papelón televisivo donde las noticias son más amarillistas que en La República y Uruguay no pincha ni corta.
Las siglas: ¿Por qué es la manía de sacar políticas públicas con nombres llamativos (PANES, CEIBAL, CARDALES) y luego tratar de hacer que dichos nombres sean la sigla de algo? ¿No podemos tener un nombre que no sea sigla? O mejor aún, ¿no podemos pensar la sigla primero y de ahí sacar el nombre? Por ejemplo, Cardales quiere decir: Convergencias para el Acceso a la Recreación y al Desarrollo de Alternativas Laborales y Emprendimientos Sustentables. ¿?
Queda para la próxima:
La Reforma del Estado (y Reforma de la Educación): Mucho ruido y pocas nueces. El gobierno no tuvo lo que se requería para enfrentarse a los grandes corporativismos de los funcionarios públicos (y docentes y estudiantes) y terminó por hacer nada. En el caso de la Educación hubo mucha charla sobre una nueva Ley, pero que en los hechos no cambia nada.
Derechos Humanos: Se jugó a quedar bien con Dios y con el Diablo, se cortó el hilo por el lado fino llevando presos a algunas de las caras más visibles (y algunas de las más alcanzables como es el caso de los civiles) pero nadie desde el gobierno se jugó a anular la Ley de Caducidad del todo, no fuera que se armara mucho problema. El pedido de encarcelamiento de más militares por parte de actores del gobierno y la defensa férrea de dictaduras como la cubana por parte de otros le agrega un tinte esquizofrénico a la actuación en la materia, que siempre ha caracterizado a la izquierda dura en todo el mundo.
Se valora:
IRPF: si bien la intención es buena, falló lejos en la implementación, que asume por 'renta' lo mismo que por 'salario' o 'jubilación' y olvida que la doble tributación sobre la renta y sobre el valor agregado (IVA) cae dos veces sobre los mismos contribuyentes, para darles menos por más. Solo queda en esta categoría porque sus consecuencias no han sido tan malas como las de, por ejemplo, el FONASA.
Veto sobre el aborto: Más allá de mi opinión personal -que es la misma del Presidente menos los motivos religiosos-, fue posiblemente la muestra de fuerza y convencimiento más grande que dio Tabaré. ¿Es cuestionable que una persona tenga ese poder de decisión sobre todos? Sí. Pero ese día se ganó mi respeto mostrando que mantiene lo que dice.
Para comenzar, el resumen de lo que dio la encuesta de Equipos-Mori: Aparentemente, la política pública con mayor aceptación sería el plan Ceibal, seguido por el FONASA y la Ley Antitabaco, mientras que el Plan de Emergencia (buque insignia del gobierno antes de su llegada) es la política más rechazada.
Más allá de que a grandes rasgos comparto la encuesta, voy a publicar el ranking propio que tengo hecho desde hace un tiempo.
Las políticas positivas:
Plan Ceibal: Una idea revolucionaria con un país que se anima a ser el conejillo de indias para dejar atrás la brecha digital que separa a ricos y pobres, y a Uruguay del primer mundo. Posiblemente sea la política con el mejor impacto a largo plazo.
Prohibición de fumar en espacios públicos (y demás medidas anti-tabaco): Otro batacazo. Con mucho coraje (porque la opinión pública en contra no faltó, particularmente desde la oposición donde se tildó de fascista a la medida) se implementaron medidas que no solo rescatan los derechos de los no fumadores, sino que seguramente repercutan también a largo plazo en la salud de todos.
El Hospital de Ojos: No por ser una novedad, sino porque el estado se puso con mucha plata para financiar estas operaciones que realmente significan un cambio en la calidad de vida.
No intentar la re-elección: En tiempos donde en América Latina abundan los ejemplos de presidentes que se perpetúan en el poder y que abusan de todo lo que esté a su alcance para ignorar o modificar la Constitución, nuestro Presidente merece una mención especial. Sabiendo que seguramente tuviera los votos, y a pesar de que hubieron varios movimientos a su favor, no quiso la re-elección. Pudo haber estado al nivel de Pacheco y sin embargo, a mis ojos, llegó al de estadista. Lo único objetable es que si realmente no hubiera querido nada, podía haber pedido que no usaran su imagen en la campaña (que de hecho está prohibido por la Constitución).
Negativo:
Plan de "Emergencia": Al igual que en la encuesta, está me parece la peor política implementada por el gobierno. Se basó en promesas electorales que no podían dejar de cumplirse y significó el abandono del trabajo para muchos y un masivo aumento en las ventas de celulares (quien no quiera creer, que pida las cifras o que pase por el shopping de Punta Carretas para ver a una señora pidiendo limosna y hablando por celular al mismo tiempo).
Ley de Humanización Carcelaria: Como casi todas las políticas de seguridad que se tomaron, resultaron en un fracaso absoluto, con números record de reincidencia y una sensación ('térmica' le dicen) de inseguridad generalizada.
Reforma de la salud (FONASA): No por la intención, que es excelente, sino por su implementación que ha tenido consecuencias nefastas, con rebajas de salarios de hecho para muchos trabajadores, ahorros para el estado (que liberó toda la carga sobre Salúd Pública) y costos para todos los demás: usuarios y los mismos servicios médicos. Ojalá me equivoque.
El Hospital de Ojos (si, acá también): Traer médicos Cubanos y mantenerlos en régimen de "prisión domiciliaria" para trabajar en una 'Operación Milagro' es, si no nos importan los Derechos Humanos, una gran idea.
Telesur: Significó agacharse un poquito para estar en el lado bueno del presidente con más plata para despilfarrar del continente, y terminó por ser un papelón televisivo donde las noticias son más amarillistas que en La República y Uruguay no pincha ni corta.
Las siglas: ¿Por qué es la manía de sacar políticas públicas con nombres llamativos (PANES, CEIBAL, CARDALES) y luego tratar de hacer que dichos nombres sean la sigla de algo? ¿No podemos tener un nombre que no sea sigla? O mejor aún, ¿no podemos pensar la sigla primero y de ahí sacar el nombre? Por ejemplo, Cardales quiere decir: Convergencias para el Acceso a la Recreación y al Desarrollo de Alternativas Laborales y Emprendimientos Sustentables. ¿?
Queda para la próxima:
La Reforma del Estado (y Reforma de la Educación): Mucho ruido y pocas nueces. El gobierno no tuvo lo que se requería para enfrentarse a los grandes corporativismos de los funcionarios públicos (y docentes y estudiantes) y terminó por hacer nada. En el caso de la Educación hubo mucha charla sobre una nueva Ley, pero que en los hechos no cambia nada.
Derechos Humanos: Se jugó a quedar bien con Dios y con el Diablo, se cortó el hilo por el lado fino llevando presos a algunas de las caras más visibles (y algunas de las más alcanzables como es el caso de los civiles) pero nadie desde el gobierno se jugó a anular la Ley de Caducidad del todo, no fuera que se armara mucho problema. El pedido de encarcelamiento de más militares por parte de actores del gobierno y la defensa férrea de dictaduras como la cubana por parte de otros le agrega un tinte esquizofrénico a la actuación en la materia, que siempre ha caracterizado a la izquierda dura en todo el mundo.
Se valora:
IRPF: si bien la intención es buena, falló lejos en la implementación, que asume por 'renta' lo mismo que por 'salario' o 'jubilación' y olvida que la doble tributación sobre la renta y sobre el valor agregado (IVA) cae dos veces sobre los mismos contribuyentes, para darles menos por más. Solo queda en esta categoría porque sus consecuencias no han sido tan malas como las de, por ejemplo, el FONASA.
Veto sobre el aborto: Más allá de mi opinión personal -que es la misma del Presidente menos los motivos religiosos-, fue posiblemente la muestra de fuerza y convencimiento más grande que dio Tabaré. ¿Es cuestionable que una persona tenga ese poder de decisión sobre todos? Sí. Pero ese día se ganó mi respeto mostrando que mantiene lo que dice.
Dejá que ésta la pago yo.
El diario El Observador del día de hoy publica una encuesta hecha por Equipos-Mori a pedido de Presidencia, que supuestamente busca relevar la opinión pública sobre algunos temas de gobierno. Entre otras, las cuestiones encuestadas incluían las políticas más y menos aceptadas por los uruguayos de las llevadas a cabo por este gobierno.
Sobra decir que un gobierno puede tratar de recabar información sobre la reacción pública a sus acciones, y posiblemente sea muy sano que lo haga, para no perder contacto con la población a la que supuestamente sirve. Pero me interesa llamar la atención sobre otras tres preguntas que (casi) nada tienen que ver con el accionar de este gobierno: ¿Debe Tabaré Vázquez postularse a la presidencia en el 2014? ¿Debe integrarse a la vida política en seguida de dejar la presidencia o debe tomarse un descanso?
Creo que no cabe ninguna duda que estas preguntas poco tienen que ver con la tarea que debería estar desarrollando Presidencia de la República, y que responden a una conjunción de dos cosas: el afán narcisista de nuestro Presidente en saber cuán querido y deseado es aún, y su desdén por los dineros públicos al utilizar recursos en encuestas que -por ser tan solo de su interés y no de la población en su conjunto- deberían ser pagadas de su bolsillo.
Un ejemplo más de que la Influencia Directriz está reencontrando su lugar en el Uruguay del siglo XXI.
Sobra decir que un gobierno puede tratar de recabar información sobre la reacción pública a sus acciones, y posiblemente sea muy sano que lo haga, para no perder contacto con la población a la que supuestamente sirve. Pero me interesa llamar la atención sobre otras tres preguntas que (casi) nada tienen que ver con el accionar de este gobierno: ¿Debe Tabaré Vázquez postularse a la presidencia en el 2014? ¿Debe integrarse a la vida política en seguida de dejar la presidencia o debe tomarse un descanso?
Creo que no cabe ninguna duda que estas preguntas poco tienen que ver con la tarea que debería estar desarrollando Presidencia de la República, y que responden a una conjunción de dos cosas: el afán narcisista de nuestro Presidente en saber cuán querido y deseado es aún, y su desdén por los dineros públicos al utilizar recursos en encuestas que -por ser tan solo de su interés y no de la población en su conjunto- deberían ser pagadas de su bolsillo.
Un ejemplo más de que la Influencia Directriz está reencontrando su lugar en el Uruguay del siglo XXI.
jueves, julio 16, 2009
Polarización sindical
El PIT-CNT y la FEUU (Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay) están convocando a una marcha para que en Octubre el pueblo decida entre "construir la historia o volver al modelo de los 90s". Sin que se aclare necesariamente a que se están refiriendo, cualquiera con dos dedos de frente sabe que la referencia es clara: votar a Mujica es un paso adelante, votar a Lacalle es retrógrado y nocivo.
Esta clase de posicionamientos no es novedosa, teniendo tanto la central obrera como la estudiantil un largo historial de medidas y manifestaciones respecto de los más diversos temas de categoría política, como pueden ser la visita de George Bush, el último plebiscito sobre la estatización de los servicios para proveer agua potable, etc.
¿Deben los sindicatos (de trabajadores, de estudiantes, etc.) tomar posición sobre asuntos que en principio son ajenos a su órbita de influencia, como por ejemplo en una campaña política? ¿Pueden los sindicatos tener posiciones en temas políticos? ¿Cómo pueden agrupaciones, que se auto-denominan como nucleadoras de TODAS las personas de su área de acción, tomar posición sobre temas que claramente dividen a sus 'integrantes'?
Estos posicionamientos responden más bien a que existe una correspondencia muy clara entre estas centrales sindicales y ciertos grupos políticos, en particular muchos asociados con la extrema izquierda (Partido Comunista, MPP, grupos anarquistas) y responde a una realidad histórica que en el caso del PIT-CNT se remonta a mediados del siglo XX (una referencia interesante de este tema se puede encontrar en Orientales: Una historia política del Uruguay, tomo 2, de Lincoln Maiztegui Casas).
La discusión es incluso más antigua, y en Uruguay tiene un antecedente anterior en la Asociación Rural del Uruguay que históricamente tuvo una discusión referente a si correspondía que la misma accionara como un actor político o no.
Personalmente creo que el daño mayor se hace al tratar de pasar gato por liebre: si se quiere tener un sindicato con línea política (lo que no es del todo absurdo, aunque entrevera cosas que en principio podrían estar separadas y creo que al final redundan en una pérdida de efectividad para el sindicato como actor en su área, ya sea de trabajo o estudiantil), entonces esto debe blanquearse y no tratar de ocultarlo detrás de la fachada de 'un gremio de todos'.
Lamentablemente, tanto el PIT-CNT como la FEUU tratan de hacerse pasar por plurarles o apolíticos (la FEUU se define como 'apolítica' en su propio estatuto), cuando claramente llevan una intencionalidad política. Más preocupante es cuando ambas centrales constantemente desconocen la existencia de otras agrupaciones por fuera de ellas mismas. En ese momento se vuelve totalitarismo: no se reconoce a nadie que actúe por fuera, y además a los que actúen por dentro se los obliga a posicionarse respecto de ciertos temas donde es sabido que no hay consensos.
Esta clase de posicionamientos no es novedosa, teniendo tanto la central obrera como la estudiantil un largo historial de medidas y manifestaciones respecto de los más diversos temas de categoría política, como pueden ser la visita de George Bush, el último plebiscito sobre la estatización de los servicios para proveer agua potable, etc.
¿Deben los sindicatos (de trabajadores, de estudiantes, etc.) tomar posición sobre asuntos que en principio son ajenos a su órbita de influencia, como por ejemplo en una campaña política? ¿Pueden los sindicatos tener posiciones en temas políticos? ¿Cómo pueden agrupaciones, que se auto-denominan como nucleadoras de TODAS las personas de su área de acción, tomar posición sobre temas que claramente dividen a sus 'integrantes'?
Estos posicionamientos responden más bien a que existe una correspondencia muy clara entre estas centrales sindicales y ciertos grupos políticos, en particular muchos asociados con la extrema izquierda (Partido Comunista, MPP, grupos anarquistas) y responde a una realidad histórica que en el caso del PIT-CNT se remonta a mediados del siglo XX (una referencia interesante de este tema se puede encontrar en Orientales: Una historia política del Uruguay, tomo 2, de Lincoln Maiztegui Casas).
La discusión es incluso más antigua, y en Uruguay tiene un antecedente anterior en la Asociación Rural del Uruguay que históricamente tuvo una discusión referente a si correspondía que la misma accionara como un actor político o no.
Personalmente creo que el daño mayor se hace al tratar de pasar gato por liebre: si se quiere tener un sindicato con línea política (lo que no es del todo absurdo, aunque entrevera cosas que en principio podrían estar separadas y creo que al final redundan en una pérdida de efectividad para el sindicato como actor en su área, ya sea de trabajo o estudiantil), entonces esto debe blanquearse y no tratar de ocultarlo detrás de la fachada de 'un gremio de todos'.
Lamentablemente, tanto el PIT-CNT como la FEUU tratan de hacerse pasar por plurarles o apolíticos (la FEUU se define como 'apolítica' en su propio estatuto), cuando claramente llevan una intencionalidad política. Más preocupante es cuando ambas centrales constantemente desconocen la existencia de otras agrupaciones por fuera de ellas mismas. En ese momento se vuelve totalitarismo: no se reconoce a nadie que actúe por fuera, y además a los que actúen por dentro se los obliga a posicionarse respecto de ciertos temas donde es sabido que no hay consensos.
miércoles, julio 08, 2009
Terrorismo electoral
Nunca pensé que lo diría, pero Mujica tiene razón. Los comentarios de Luis Alberto Lacalle en referencia a que no se debería invertir en el país hasta que se conozcan los resultados de las elecciones, son sin duda el peor tipo de campaña electoral posible (y cuando digo peor, me refiero a peor para el país): el terrorismo electoral.
¿A qué me refiero con terrorismo electoral? A los comentarios que apelan a ilustrar como una serie de sucesos 'terribles' ocurrirań si gana tal o cual candidato. Más allá de que se pueda o no compartir la visión de Lacalle sobre el peor escenario que presenta Mujica para las inversiones de capital, hay cosas que son claras y que -a mí gusto- hacen que esto pueda verse como terrorismo. Por un lado está el hecho de que aún con la mayor voluntad del mundo, este país no se va a constituir en un socialismo del día a la mañana. Más aún, con Astori y Asamblea Uruguay a cargo de los órganos de conducción económica y financiera (como sería en un eventual gobierno de Mujica), todo hace pensar que las políticas en la materia seguirán como hasta ahora, que puede decirse fueron muy similares a las políticas que conocimos en los gobiernos previos al actual.
¿Por qué estos comentarios son nefastos para nuestro país? Porque con esto se busca profundizar la brecha entre 'unos' y 'otros', polarizar a la población diciendo "aquel candidato va a traer catástrofes" y por lo tanto dando de alguna manera motivos para que simpatizantes de distintos candidatos dejen de aceptar a simpatizantes de otros candidatos y por lo tanto, a menoscabar la esencia misma de la democracia: la tolerancia hacia las ideas de todos, por diferente que sean a a las nuestras.
Lacalle no es ningún bebé de pecho, sabe cual es el rédito político a sacar de estos comentarios y los hace a sabiendas. Lo que Lacalle no quiere ver o quizás ve pero no le importa, es que el daño a largo plazo que se le hace a la institucionalidad (por la falta de tolerancia) y al sistema político (pues Mujica, presidente o no, será -y posiblemente ya es- uno de los interlocutores políticos más relevantes que tiene el país).
Entonces surge la pregunta clave de todas las campañas políticas y que se hace más importante en vista de la sucia campaña electoral que se nos avecina (por los discutibles pasados de los candidatos favoritos): ¿Hasta dónde puede ir una campaña electoral diciendo cosas (aún cosas que se consideren verdaderas) sin que esto repercuta negativamente sobre el mismo sistema democrático? ¿Hasta dónde consideran los políticos el daño permanente que se causa por ciertos comentarios hechos con el fin de obtener un rédito político?
¿A qué me refiero con terrorismo electoral? A los comentarios que apelan a ilustrar como una serie de sucesos 'terribles' ocurrirań si gana tal o cual candidato. Más allá de que se pueda o no compartir la visión de Lacalle sobre el peor escenario que presenta Mujica para las inversiones de capital, hay cosas que son claras y que -a mí gusto- hacen que esto pueda verse como terrorismo. Por un lado está el hecho de que aún con la mayor voluntad del mundo, este país no se va a constituir en un socialismo del día a la mañana. Más aún, con Astori y Asamblea Uruguay a cargo de los órganos de conducción económica y financiera (como sería en un eventual gobierno de Mujica), todo hace pensar que las políticas en la materia seguirán como hasta ahora, que puede decirse fueron muy similares a las políticas que conocimos en los gobiernos previos al actual.
¿Por qué estos comentarios son nefastos para nuestro país? Porque con esto se busca profundizar la brecha entre 'unos' y 'otros', polarizar a la población diciendo "aquel candidato va a traer catástrofes" y por lo tanto dando de alguna manera motivos para que simpatizantes de distintos candidatos dejen de aceptar a simpatizantes de otros candidatos y por lo tanto, a menoscabar la esencia misma de la democracia: la tolerancia hacia las ideas de todos, por diferente que sean a a las nuestras.
Lacalle no es ningún bebé de pecho, sabe cual es el rédito político a sacar de estos comentarios y los hace a sabiendas. Lo que Lacalle no quiere ver o quizás ve pero no le importa, es que el daño a largo plazo que se le hace a la institucionalidad (por la falta de tolerancia) y al sistema político (pues Mujica, presidente o no, será -y posiblemente ya es- uno de los interlocutores políticos más relevantes que tiene el país).
Entonces surge la pregunta clave de todas las campañas políticas y que se hace más importante en vista de la sucia campaña electoral que se nos avecina (por los discutibles pasados de los candidatos favoritos): ¿Hasta dónde puede ir una campaña electoral diciendo cosas (aún cosas que se consideren verdaderas) sin que esto repercuta negativamente sobre el mismo sistema democrático? ¿Hasta dónde consideran los políticos el daño permanente que se causa por ciertos comentarios hechos con el fin de obtener un rédito político?
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